El ABC del matrimonio y sus diferencias con el concubinato

El ABC del matrimonio y sus diferencias con el concubinato

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Para promover los valores de compromiso, amor y unidad familiar, este 28 de abril se celebra el Día Mundial del Matrimonio. Además, reconoce y honra la importancia de la institución de la unión de las parejas en la sociedad y proporciona una oportunidad para reflexionar sobre los desafíos que enfrentan las relaciones sentimentales en la actualidad.

 

De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) cerca del 36.9% de los mexicanos está casado; 33.1% está soltero y 17.8% está en unión libre. El 12.2% restante refiere a la población viuda, divorciada, separada o que no especificó su situación conyugal.

 

Los vínculos que unen a las personas son parte de una realidad social que no puede dejar de trascender en el ámbito jurídico. En el matrimonio, el estado civil de los cónyuges cambia de soltero o soltera a casado o casada. Asimismo, se define como un contrato de común acuerdo que crea un parentesco legal entre ambos contrayentes. También se crea parentesco por afinidad en caso de que alguno de los contrayentes tenga familia. Es decir, el matrimonio es la forma reconocida por la ley para establecer una familia.

 

En cambio, en el concubinato el estado civil de la pareja no cambia ante la ley y tampoco se crea un parentesco jurídico. El concubinato es la unión libre entre dos personas en igualdad de derechos y que no tienen impedimentos legales para contraer matrimonio, aunque no lo celebren. Esto no significa que las personas que viven en unión libre no tengan garantías o que sus descendientes no sean reconocidos ante la ley, sólo significa que su estatus individual no cambia legalmente y su parentesco no está establecido ante el Registro Civil.

 

El matrimonio y la familia son instituciones que cuentan con varios recursos para su bienestar, al ser reconocido por la ley y, por consiguiente, tienen derechos legales y obligaciones.

 

Una de las garantías más importantes es el derecho a la planeación familiar, a informarse acerca de sus formas y decidir cuándo y cuántos hijos tener; ambos cónyuges tienen exactamente los mismos derechos y obligaciones sin importar cuál sea su aportación económica individual; tienen el derecho a desempeñar cualquier actividad que prefieran con el fin de apoyar económicamente al bienestar de su hogar, siempre y cuando se trate de actividades lícitas. El trabajo en el hogar y el cuidado de los niños se considera una contribución económica al sostenimiento del mismo; los cónyuges tienen el derecho de administrar y disponer de sus bienes propios y, durante el matrimonio, podrán ejercer los derechos y acciones que tengan el uno contra el otro, pero la prescripción entre ellos no corre mientras dure el matrimonio, esto significa que sus derechos también son individuales y el cónyuge no puede quitárselos o ejercerlos.

 

Es obligación de ambos contribuir al matrimonio y ayudarse el uno al otro; está establecido por la ley que el matrimonio debe vivir junto en su dominio conyugal. Este será el hogar que ambos hayan acordado, y en él tendrán autoridad y consideraciones iguales; ambos deben contribuir económicamente al sostenimiento del hogar, a la alimentación de la familia y a la educación de los hijos; asimismo, establece que si uno de los dos está imposibilitado para trabajar y carece de bienes propios, el otro deberá hacerse cargo íntegramente de los gastos; el contrato de compra-venta entre los cónyuges solo puede celebrarse si están casados por régimen de separación de bienes.

 

El censo del INEGI, llevado a cabo en el 2020 reveló que los mexicanos ya no quieren casarse, sino que ahora prefieren vivir en unión libre con sus parejas. Entre los motivos por los que ya no quieren contraer matrimonio, los mexicanos respondieron que prefieren terminar sus estudios profesionales y así comenzar a elevar su capacidad económica; no quieren renunciar a cierta calidad de vida que adquieran con sus ingresos, están dispuestos a tener nuevas oportunidades laborales o no están dispuestos a asumir la responsabilidad de un hogar tan pronto y prefieren esperarse a tener una estabilidad laboral, económica y emocional.

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